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On Poetry and Culture Shock

The Glory of Manhattan

Tomorrow I'm cooking a seven-course dinner for thirty people, next day I'm going to a picnic in LAke Owasco and then I'm going to New York City, so don't expect any updates in a week or so. I could have chosen any typically newyorkish poem, something from Lorca, or Leonard Cohen's First We Take Manhattan, but I wil leave you in the company of Javier Ruibal. By the way, I've found a German website on Spanish singer-songwriters, and I that the world is a better place for every new Ruibal fan, so today I'm happier than usual.

I don't have time for an English translation today, so a summary will have to do.

It all would've been different, my friend,
if someone had warned me,
the glory of Manhattan
goes from the fifth floor up.


Airoso como los cabales
bajaba la 42 con un vasito de cerveza
y un cantecito echao a media voz.
A la hora de los miserables
entre el ocaso y el neón
hay un sin casa y un don nadie
montando un trullo de cartón.
Y qué me estas contando,
my friend”, a mí de tu bahía
si yo soy de la isla.
Mira tú qué arte y qué alegría
si a mí no me faltara
mi hembra y sus lunares
sabrían en el Madison
que el cante grande es lo que vale.
Ella se defendía el baile
él nunca había sido “El Caracol”
pero decía bien el cante
con una pataíta y un farol.
Llegaron con aquellos barcos
y con su cara de media ración
no pudo hacer su flamenquito
contra las torres de oro y hormigón.
Después de casi un año tiraos
no me queda un garito
y ella se fue en un barco
que iba pa la isla derechito.
Y otro gallo cantara, “my friend”,
si me lo hubieran dicho
la gloria de Manhattan
empieza a partir del quinto piso.
Y en la venta de Vargas dijo
que no pisaba la calle real
pa mendigar un sueldo fijo
pa terminar comido por la sal.
Yo he nacido para la gloria,
yo reinaré por soleás y bailará por bulerías
hasta la estatua de la libertad.
No vayas a joderme “my friend”
yo duermo en esta esquina
si me haces un laíto
voy a echarme un cante de Porrinas.
Si a mí no me faltara
Lucía y sus lunares
sabrían en el Madison
que el cante grande es lo que vale.
Y qué me estás contando,
my friend”, a mí de tu bahía
si yo soy de la isla.
Mira tú que arte y que alegría
y otro gallo cantara
si me lo hubieran dicho
la gloria de Manhattan, “brothers”,
empieza a partir del quinto piso.

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